Por qué volvías cada verano





¿Cómo se cuenta un abuso?

Hace rato que me planteo esto. Más allá de lo extremo de la experiencia y la imposibilidad de poner todo en palabras. ¿Cómo se relata la experiencia del horror?

¿Cómo se cuenta un abuso para que sea creíble? Porque, además de ser verdadero, por supuesto, debe convencer a los demás de que lo es. Y con todo en contra, en general. Porque el abusador es un buen tipo, tiene familia -es tu familia-, saluda a los vecinos. Porque es valorado socialmente. Porque tiene poder.

Para la justicia existen una serie de pruebas y testimonios. Pero, ¿para los demás?

Belén López Peiró construye un texto que plasma perfectamente, tanto en el contenido como en la forma, el problema de contar.

En el espacio de lo relatado, la protagonista se enfrenta a una serie de tensiones, descrédito, soledad, angustia, frente al hecho de hacer público un abuso intrafamiliar. Están quienes directamente no le creen y la atacan. Están quienes le creen pero tienen miedo o se encuentran atados al abusador a través de favores. Están también quienes pasaron por su misma situación.

Hay culpas y hay reproches. Hay, sobretodo, una excesiva exposición, una revictimización constante, una espera que se hace eterna.

En el espacio del relato, el texto se construye como un recorte y una yuxtaposición de voces. No hay narrador: los diferentes relatos se van hilando entre sí y significando unos en función de otros.

En el texto se intercalan conversaciones telefónicas con familiares, declaraciones en la justicia, llamadas al abogado, reflexiones de la protagonista y el relato del abuso en primera persona.

Este collage que conforman los textos mencionados arman un relato polifónico, mezclado, desordenado. Se construye del mismo modo que los hechos y, sobre todo, que los recuerdos.

El ejercicio de recordar para contar supone, muchas veces, corregir cuestiones temporales. Contar en orden cronológico para que transmita cierta verosimilitud. No trastabillar ni una vez. Mostrar una voz única y clara.

Por qué volvías cada verano se para en otro lugar. Sostiene su valor de verdad en el recurso de recurrir a distintas voces para tejer el relato. Rearmar su experiencia con este collage, que tiene la forma de los recuerdos. Sensaciones sueltas, cosas que van y vienen. Reproches a quienes no lo evitaron. Culpa por permitirse que esto le suceda. Las preguntas y los planteos de los otros. Sus excusas.

Este libro es el relato de la experiencia de un abuso. Pero también es la experiencia del relato. Asistimos a todo lo que construye ese relato de denuncia. Las voces en pugna. Las intervenciones de los otros condicionando cómo debe actuar la víctima. Lo que se dice en una causa y lo que se habla dentro de la familia. Los "detalles" que pregunta un abogado después de que ya se ha dicho todo. La pregunta que da título al libro y que la protagonista, también, intenta responder.

Así. Así cuenta este libro.